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Channel: Mama de DOS chancletas » Lu la psicóloga
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Mío, mío, mío. ¿Cómo aprenden a compartir los niños?

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¿Han notado que cuando un niño, entre 2 y 3 años de edad, está jugando a solas con sus juguetes todo está en relativa calma? Y que la situación cambia en cuanto llega un niño más que quiere jugar… con los mismos juguetes.

Es que a los 2 años, hasta los 3 aproximadamente, el niño está naturalmente centrado en sus propias necesidades, es sí mismo y todo le pertenece: sus juguetes, su leche, su mamá.

A compartir se aprende, y es un proceso complejo. Debe existir la voluntad de querer hacerlo y se debe conseguir gozo a través de ello. Comenzar a pensar en las necesidades de otros es el principio de aprender a compartir.Pero, cómo se enseña a compartir:

  • Es importante comprender que este tipo de aprendizaje se logrará cabalmente a partir de los 4 años aproximadamente. No antes porque los niños de menor edad están centrados en sí mismos. Eso no quiere decir que no puedan prestar, sino simplemente que no hay que esperar mayor reflexión en este acto. De manera completa, esto se aprende entre los 6 y los 7 años.
  • Se enseña con el ejemplo. En la medida en que seamos nosotros quienes compartan con los demás, este tipo de conducta llegará a ellos con mayor facilidad. Para aprender deben tener un buen modelo a imitar. Esto va desde compartir cosas hasta compartir tiempo, beneficios, etc. Recuerden: La base del verdadero “compartir” está en pensar en el otro.
  • Es necesario reconocer y celebrar a los niños cuando comparten cosas. Si de manera espontánea nuestros hijos comparten sus cosas con otros niños, no debemos dejar pasar la oportunidad para decirles frases importantes como: “¡Está muy bien! Ahora los dos pueden jugar…”.
  • Hay que explicarles que no todo es de todos y no lo contrario “todo es tuyo / todo es de todos”. Deben saber que las cosas pueden tener dueño, o turnos, y que si desean algo deben pedir permiso primero, acostumbrarse a seguir alguna regla. Deben saber que hay cosas que se pueden compartir y otras que no.
  • A través de la presión no se aprende a compartir. No podemos obligar a nuestros hijos a hacerlo, llamarlos egoístas o castigarlos por hacer lo contrario sólo generará que el aprendizaje sea más lento o que no se de en su real dimensión: Deben sentir el placer de compartir, o al menos reconocer en ello cosas como “justicia” o “equilibrio”.

Hay que darles espacio a nuestros hijos para aprender a compartir, este resultará siendo un aprendizaje muy divertido, y a la larga, tendrá que ver con la forma en que serán ciudadanos: compartirán el pase en el semáforo, el turno en la cola, las cuentas de la casa…

Hablamos,

Lu

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